Más de la mitad de los agricultores resisten produciendo en menos de 100 hectáreas

Cuando el mes pasado, en la Exposición de Palermo, el presidente Milei y el ministro Caputo chocaron los puños al anunciar la rebaja de las retenciones a los cultivos agrícolas, arrancaron un fuerte aplauso de los ruralistas desde las tribunas. Sin embargo, al analizar los porcentajes, lo cierto es que los llevaron de nuevo al nivel que estaban en el mes de abril, antes de subirlos. Pero, además, como los derechos de exportación son transversales –es decir, no discriminan entre escalas productivas, propiedad o no de las tierras ni regiones–, el beneficio hacia adelante mejora la ecuación de los grandes terratenientes, grupos concentrados y pooles de siembra.

Aunque siempre se quejan, las agrícolas de envergadura y los fideicomisos que manejan más de 30.000 hectáreas con soja en la zona núcleo, con la rebaja del 33% al 26% hacen una diferencia importante, aún con los precios en baja y los costos en alza. Por eso celebran. Pero los demás, es decir, la mayoría de los que trabajan la tierra con cereales y granos a lo largo y ancho del país, no van a estar mejor.

Como le dijo hace poco a Tiempo Rural el integrante de la Mesa Agroalimentaria Argentina y expresidente de la Federación Agraria Argentina Omar Príncipe, los pequeños y medianos productores lo que realmente necesitan es la segmentación de las retenciones o incluso su eliminación hasta cierta superficie de cultivo.

“Con estos números van a seguir aumentando los arrendamientos y el desplazamiento. La concentración en la producción de soja, de maíz, de sorgo, va a ser todavía más feroz”, adelantó el ruralista. Ya no se trata de latifundios y minifundios, porque la mayoría de los grandes, medianos y pequeños productores no son propietarios, como en cualquier commodity la clave económica es la escala.

Por eso es relevante saber quiénes producen los granos en la Argentina, ya que lo que se suele definir como el campo es una entelequia, que unifica con sesgo ideológico realidades muy diferentes a nivel económico, social, productivo, climático y, claro está, político. Y si el Estado retira sus instituciones, fondos y políticas públicas del sector agropecuario, queda muy claro a quienes perjudica y pone en riesgo la sustentabilidad de su actividad.

Al mismo tiempo, de cara a la campaña de verano ya iniciada, la tasa de interés altísima perjudica a los pequeños y medianos productores que necesitan financiación para emprender sus cultivos, mientras que las grandes cadenas agrícolas pasan del fondeo en pesos y pueden darse el lujo de tomar deuda en dólares que podrán afrontar con los altos rindes en quintales de sus campos alquilados en la zona núcleo, ayudados no sólo por las lluvias de los últimos días sino con los paquetes tecnológicos caros pero eficaces.

Los pequeños arrendatarios rurales son mayoría

El 69,3% del área de trigo, 69,9% del maíz y 70,7% de la soja de la campaña 2023/24 se trabajó bajo el esquema de arrendamiento y no de forma directa por parte de los propietarios, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y el Sistema de Información Simplificado Agrícola de ARCA, que recoge un informe económico de la Bolsa de Comercio de Rosario. Eso significa que alrededor del 70% de la superficie en cultivo lo hacen personas físicas y jurídicas sobre tierras alquiladas.

En materia de la cantidad de productores que desarrollan los principales cultivos, existen 45.914 productores de maíz, 58.081 de soja y 33.829 de trigo, siguiendo datos del SISA para la última campaña relevada. No es posible realizar la suma simple de los productores de cada cultivo para saber la cantidad de personas físicas/jurídicas que se dedican a la actividad agrícola, debido a la práctica extendida de hacer doble cultivo.

Al hacer foco en el nivel de cultivos y la estratificación de los productores, según rango de hectáreas gestionadas, se ve que la mayor parte de los actores que desarrollan la actividad agrícola son los pequeños agricultores o unidades familiares. El 67% de los productores de trigo produce menos de 100 hectáreas, mientras que en soja y maíz esa escala se ubica en 54% y 60%, en cada caso.

Respecto a la distribución del área que se siembra de trigo, soja y maíz según la escala productiva, la mayor proporción tiende a realizarse en empresas que gestionan entre 800 y 3.000 hectáreas. En la producción de cultivos extensivos existen economías de escala que tienden a disminuir costos al incrementar las hectáreas gestionadas, en un mundo que exige altos grados de eficiencia para poder obtener rentabilidad al final del camino y ser competitivos a nivel internacional.

Ahora bien, mientras que para soja y maíz casi la mitad de la superficie agrícola se siembra en unidades productivas que gestionan más de 800 hectáreas, en el caso del trigo este segmento produce sólo el 29% del total, destacando una mayor proporción del área total producida por campesinos que declaran extensiones de menor tamaño. Así, el 35% del área de trigo la trabajan productores que declaran hasta 200 hectáreas. Para el caso de la soja y el maíz, ese guarismo se ubica en 21% y 23%, respectivamente.

A partir de los datos disponibles es factible analizar la proporción de productores propietarios o no propietarios por rango de hectáreas que gestionan. En general, para los principales cultivos, más de la mitad de los productores que desarrollan unidades productivas entre 0 y 50 hectáreas son propietarios. Asimismo, a medida que aumenta la escala productiva, disminuye de forma pronunciada la proporción de productores propietarios que desarrollan la actividad y se incrementa considerablemente la proporción de arrendatarios.

Es decir, no se verifica una presencia importante de grandes productores que en simultáneo sean propietarios de dichas parcelas en su totalidad. Por el contrario, el incremento de la escala productiva se alcanza mayormente por el arrendamiento de tierras de terceros para desarrollar la actividad.

 Son responsables del 12% del área cultivada con maíz, del 10% del área cultivada con soja y del 19% con trigo. Por su escala familiar deben enfrentar en desventaja el creciente costo del arrendamiento. Más de la mitad no posee la tierra.  

Cuando el mes pasado, en la Exposición de Palermo, el presidente Milei y el ministro Caputo chocaron los puños al anunciar la rebaja de las retenciones a los cultivos agrícolas, arrancaron un fuerte aplauso de los ruralistas desde las tribunas. Sin embargo, al analizar los porcentajes, lo cierto es que los llevaron de nuevo al nivel que estaban en el mes de abril, antes de subirlos. Pero, además, como los derechos de exportación son transversales –es decir, no discriminan entre escalas productivas, propiedad o no de las tierras ni regiones–, el beneficio hacia adelante mejora la ecuación de los grandes terratenientes, grupos concentrados y pooles de siembra.

Aunque siempre se quejan, las agrícolas de envergadura y los fideicomisos que manejan más de 30.000 hectáreas con soja en la zona núcleo, con la rebaja del 33% al 26% hacen una diferencia importante, aún con los precios en baja y los costos en alza. Por eso celebran. Pero los demás, es decir, la mayoría de los que trabajan la tierra con cereales y granos a lo largo y ancho del país, no van a estar mejor.

Como le dijo hace poco a Tiempo Rural el integrante de la Mesa Agroalimentaria Argentina y expresidente de la Federación Agraria Argentina Omar Príncipe, los pequeños y medianos productores lo que realmente necesitan es la segmentación de las retenciones o incluso su eliminación hasta cierta superficie de cultivo.

“Con estos números van a seguir aumentando los arrendamientos y el desplazamiento. La concentración en la producción de soja, de maíz, de sorgo, va a ser todavía más feroz”, adelantó el ruralista. Ya no se trata de latifundios y minifundios, porque la mayoría de los grandes, medianos y pequeños productores no son propietarios, como en cualquier commodity la clave económica es la escala.

Por eso es relevante saber quiénes producen los granos en la Argentina, ya que lo que se suele definir como el campo es una entelequia, que unifica con sesgo ideológico realidades muy diferentes a nivel económico, social, productivo, climático y, claro está, político. Y si el Estado retira sus instituciones, fondos y políticas públicas del sector agropecuario, queda muy claro a quienes perjudica y pone en riesgo la sustentabilidad de su actividad.

Al mismo tiempo, de cara a la campaña de verano ya iniciada, la tasa de interés altísima perjudica a los pequeños y medianos productores que necesitan financiación para emprender sus cultivos, mientras que las grandes cadenas agrícolas pasan del fondeo en pesos y pueden darse el lujo de tomar deuda en dólares que podrán afrontar con los altos rindes en quintales de sus campos alquilados en la zona núcleo, ayudados no sólo por las lluvias de los últimos días sino con los paquetes tecnológicos caros pero eficaces.

Los pequeños arrendatarios rurales son mayoría

El 69,3% del área de trigo, 69,9% del maíz y 70,7% de la soja de la campaña 2023/24 se trabajó bajo el esquema de arrendamiento y no de forma directa por parte de los propietarios, según datos de la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca y el Sistema de Información Simplificado Agrícola de ARCA, que recoge un informe económico de la Bolsa de Comercio de Rosario. Eso significa que alrededor del 70% de la superficie en cultivo lo hacen personas físicas y jurídicas sobre tierras alquiladas.

En materia de la cantidad de productores que desarrollan los principales cultivos, existen 45.914 productores de maíz, 58.081 de soja y 33.829 de trigo, siguiendo datos del SISA para la última campaña relevada. No es posible realizar la suma simple de los productores de cada cultivo para saber la cantidad de personas físicas/jurídicas que se dedican a la actividad agrícola, debido a la práctica extendida de hacer doble cultivo.

Al hacer foco en el nivel de cultivos y la estratificación de los productores, según rango de hectáreas gestionadas, se ve que la mayor parte de los actores que desarrollan la actividad agrícola son los pequeños agricultores o unidades familiares. El 67% de los productores de trigo produce menos de 100 hectáreas, mientras que en soja y maíz esa escala se ubica en 54% y 60%, en cada caso.

Respecto a la distribución del área que se siembra de trigo, soja y maíz según la escala productiva, la mayor proporción tiende a realizarse en empresas que gestionan entre 800 y 3.000 hectáreas. En la producción de cultivos extensivos existen economías de escala que tienden a disminuir costos al incrementar las hectáreas gestionadas, en un mundo que exige altos grados de eficiencia para poder obtener rentabilidad al final del camino y ser competitivos a nivel internacional.

Ahora bien, mientras que para soja y maíz casi la mitad de la superficie agrícola se siembra en unidades productivas que gestionan más de 800 hectáreas, en el caso del trigo este segmento produce sólo el 29% del total, destacando una mayor proporción del área total producida por campesinos que declaran extensiones de menor tamaño. Así, el 35% del área de trigo la trabajan productores que declaran hasta 200 hectáreas. Para el caso de la soja y el maíz, ese guarismo se ubica en 21% y 23%, respectivamente.

A partir de los datos disponibles es factible analizar la proporción de productores propietarios o no propietarios por rango de hectáreas que gestionan. En general, para los principales cultivos, más de la mitad de los productores que desarrollan unidades productivas entre 0 y 50 hectáreas son propietarios. Asimismo, a medida que aumenta la escala productiva, disminuye de forma pronunciada la proporción de productores propietarios que desarrollan la actividad y se incrementa considerablemente la proporción de arrendatarios.

Es decir, no se verifica una presencia importante de grandes productores que en simultáneo sean propietarios de dichas parcelas en su totalidad. Por el contrario, el incremento de la escala productiva se alcanza mayormente por el arrendamiento de tierras de terceros para desarrollar la actividad.

 Política – Tiempo Argentino

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