Este jueves, los presidentes Vladimir Putin y Donald Trump mantuvieron una conversación telefónica de casi dos horas y media en las que si no arreglaron el mundo, al menos se dejaron algunas cosas más en claro entre ellos. El viernes, Volodimir Zelenski visitó la Casa Blanca de la que trascendieron sólo frases de compromiso. El ucraniano le viene pidiendo a Estados Unidos que le entregue misiles de largo alcance para atacar a Rusia en lo más profundo de su territorio. Así espera sentarse a una mesa de negociaciones con algo más que solo bravuconadas. Joe Biden le había dicho que si, pero no movió un dedo, Trump pareció decirle que sí, pero de pronto el mensaje cambió.

Según explicó Yuri Ushakov, el asesor del Kremlin en política exterior, Trump coqueteó con que si se llega a la paz en Ucrania, “se abrirán enormes perspectivas para el desarrollo de la cooperación económica entre Estados Unidos y Rusia. Putin no es de mucho palabrerío, suele ir a lo concreto. Y ante la posible amenaza de que los misiles Tomahawk que reclama Kiev pudieran entrar en juego, le dijo a Trump: “eso no cambiará nada en el campo de batalla pero puede entorpecer las relaciones” entre Moscú y Washington. Que en la cumbre de Alaska de hace dos meses había quedado en claro que serían todo lo transparentes que se permitiera el diálogo entre dos potencias nucleares.

Finalmente, a Zelenski le quedó claro que no tendrá los misiles que pretende. Trump le dijo que es necesario terminar la guerra así como están. O sea, debería renunciar a lo que ya está en manos de Rusia. «